Tips para ser más amable y agradecido incluso cuando no lo sientes
Caryn Rivadeneira, aleteia
Ser amable parece fácil, pero sorprende lo difícil que es. Es algo que todos deberíamos practicar cada día, pero en lo que deberíamos enfocarnos especialmente durante la Cuaresma. Estos son los 3 componentes que el famoso escritor jesuita James Martin usa para poner en práctica la amabilidad en su vida diaria:
Ser amable parece fácil, pero sorprende lo difícil que es. Es algo que todos deberíamos practicar cada día, pero en lo que deberíamos enfocarnos especialmente durante la Cuaresma. Estos son los 3 componentes que el famoso escritor jesuita James Martin usa para poner en práctica la amabilidad en su vida diaria:
- No seas rudo. “Aunque estés cansado, débil o enfadado o frustrado o estresado, no hay necesidad de transmitirle tu miseria a la persona que está al lado. Puedes escoger no ser rudo“.
- “Honra a los ausentes. Basta de hablar de la gente a sus espaldas. Nada es más dañino para el tejido social. Eso hará a la gente sentirse mal cuando lo sepan. Y normalmente acaban sabiéndolo”.
- Y por último: “Da el beneficio de la duda. Si no estás seguro de lo que alguien quiere decir -conseja-, pregunta. Siempre asume buenos motivos. Puede parecer un pequeño detalle, y ser amable podría parecer obvio, pero está en el centro de la vida cristiana”.
La amabilidad se hace más fácil cuando establecemos otra práctica espiritual, una que haríamos bien en mantener después de que acabe la Cuaresma: quejarse menos.
“Para de quejarte tanto”, dice Martin. “Una de las cosas de las que me he dado cuenta últimamente es lo desagradable que es la queja constante. Y con qué frecuencia conduce a la desesperanza. He conocido unos pocos campeones de la queja e incluso un breve espacio de tiempo a su lado me ha hecho sentir mal”.
“Por supuesto que es importante compartir tus frustraciones y luchas con tu familia y amigos, y con Dios en la oración, pero no hace falta ser constantemente negativo con todas las personas conocidas de tu alrededor”, añade.
¿El beneficio? Martin dice que esta práctica le hace “mucho más feliz y sereno. Ya no soy fuente de quejas, así que no desanimo a los demás y no me arrepiento tanto de lo que digo. Es una práctica bastante saludable“.
Martin admite que la vida tiende a imponerse en el camino de esta práctica particular. “La vida siempre está poniendo algún obstáculo en tu camino -mala salud, problemas económicos, luchas en la familia y en el trabajo,…-, así que quejarse es fácil, parece natural, pero la clave es saber que no te tienes que quejar, tú eliges”.
Especialmente, indica el jesuita, a la luz de la resurrección, que esperamos durante la Cuaresma. “Cuando estás rodeado de cristianos que son quejicas constantemente, empiezas a preguntarte si realmente creen que Cristo ha resucitado, que nada es imposible para Dios, y que el Espíritu Santo es poderoso entre nosotros”, dice.
“La negatividad tóxica puede llevarnos de vuelta a la tumba. Como si toda esperanza estuviera perdida. Pero la resurrección, el capítulo final de la historia de la Cuaresma, ¡es una Buena Noticia!”.
Vivir esta Buena Noticia sin quejarte tanto -concluye Martin- te hará sentir más feliz y hará más felices a los que te rodean. “También te sentirás más agradecido cuando tu atención deje de enfocarse en las pequeñas cosas molestas”, concluye, “así que más felicidad para ti y para todos los demás, ¿qué mejor pago que este?”.
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