O cómo mantenerse fiel cuidándose de estos errores comunes
- Comer a solas con un amigo del sexo opuesto y confiarle tus problemas de pareja. Por fin un oído atento que te escucha.
- No tener vida sexual ni gestos de ternura con tu pareja. Estás muy cansado, qué sentido tiene esforzarse.
- Rumiar tus tristezas y decepciones en soledad, para evitar una disputa. Ni se te ocurra conversar con tu pareja, te arriesgas a entrar en un debate eterno.
- Envidiar a las parejas de tus amistades: tiene pinta de que en su casa todo es mejor, eso seguro. Comparar y lamentar que tu pareja no sea tan divertida (o sexy/cariñosa/atenta/devota/atlética).
- Negar vuestro malestar conyugal; ya se arreglará por sí solo un día. Eso de ir a ver a un consejero matrimonial es para gente muy infeliz.
- Buscar a tu ex en las redes sociales, sólo para retomar el contacto, de noche, durante horas. Es una lástima perderse de vista y seguir enfadados. Ya irás a dormir más tarde, de todas formas tu pareja ya estará dormido/a.
- Ir en solitario a ese seminario de Club Med para evitar quedarte al cargo de los niños o usar un día de asuntos propios. De todas formas no lo vas a disfrutar tanto, es muy aburrido cuando no se conoce a nadie.
- Surfear por webs de citas, solamente para relajarte: no hay nada malo en mirar. No tomas riesgos, sabes parar a tiempo, tú controlas.
- Enviar mensajes con palabras tiernas a ese amigo/a tan agradable; solo para recordar la emoción del flirteo de la juventud. Por supuesto, es algo que nunca irá más lejos.
- Disfrutar con los cumplidos de otra persona, de todas formas, tu pareja ya no te valora, ¿por qué ibas a privarte?
Bonus:
- Creer que la fidelidad es una opción, que de todas formas nadie es fiel. Y pensar que, si nadie se entera, una pequeña locura no tendrá ninguna consecuencia…
¡Cuidado! Por si hubiera dudas, todo lo aquí escrito es ironía a modo de advertencia y no debe entenderse como una incitación.
BÉNÉDICTE DE DINECHIN
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