No ser virgen no es impedimento para que alguien viva de forma casta
Hemos recibido mensajes de algunos lectores hablando de la dificultad de vivir la castidad en el noviazgo. A pesar del deseo de ser fieles en ese sentido, están frecuentemente dudando.
Al hablar con amigos católicos y confirmados, me doy cuenta que los que ya no son vírgenes se sienten un poco pesimistas. Es como si hubieran entrado en un ciclo del cual no logran salir. Es como si Dios no fuera poderoso o suficiente para liberarlos de la condición de pecado.
En teoría, para una pareja que nunca ha tenido relaciones sexuales, vivir la castidad sería más factible.
Sin embargo, cuando la virginidad de ambos ya no existe, es común que sientan como si ya no tuvieran nada más que resguardar, que preservar. En el fondo, piensan: “Si ya pecamos contra la castidad una vez, ¿qué diferencia hay en hacerlo otra vez?”.
Sería muy bueno que pudiéramos hacerle esta pregunta a san Agustín (tuvo un hijo fuera del matrimonio), a santa Pelágia (fue prostituta), a santa Margarita de Cortona (vivió nueve años con su novio) y a muchos otros santos que fueron ejemplo de castidad, a pesar de sus faltas antes de su conversión.
No ser virgen no es impedimento para que alguien viva de forma casta.
Más aún es ver el testimonio de jóvenes católicos contemporáneos a nosotros. Siguiendo el consejo de una confirmada mía, busqué en Youtube los videos de una pareja llamados Jason y Crystalina Evert. Me encantaron.
Jason y Crystalina trabajan evangelizando en la página Catholic Answers. Ellos ofrecen conferencias en escuelas de Estados Unidos sobre la relación amorosa cristiana, y cautivan al público con su lenguaje simple, espontáneo y sincero.
Ese lindo romance hace que la gente sienta incluso pena de Romeo y Julieta, aquellos dos pobrecillos pegajosos y desesperados.
A pesar de saber que su novia no es virgen, Jason no tiene esa mentalidad de “ella le dio a otros, tendrá que darme también a mí”. Él la ve como una muchacha pura, pues efectivamente ella se convirtió, por la gracia de Dios.
Jason dice que “no importa lo que sucedió en el pasado, todos podemos recomenzar”.
Es una gran ofensa –es una gran burrada– dudar de que Dios puede hacer de nosotros criaturas nuevas, capaces de cumplir con su plan para nuestras vidas. ¡Si fue justamente para eso, que Él derramó su sangre en la cruz!
¿Tuviste sexo antes del matrimonio? Sí, cargarás con marcas y recuerdos, lo que sucedió no puede desaparecer. Pero lo que interesa realmente es a partir de ahora y para adelante. Lo que interesa es si crees que, en Cristo, puedes –y debes– nacer de nuevo.Y esta persona que nacerá de nuevo es casta, es pura a los ojos de Dios.
“Jesús le respondió: «En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de lo alto no puede ver el Reino de Dios.» Dícele Nicodemo: «¿Cómo puede uno nacer siendo ya viejo? ¿Puede acaso entrar otra vez en el seno de su madre y nacer?» Respondió Jesús: «En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios. Lo nacido de la carne, es carne; lo nacido del Espíritu, es espíritu. No te asombres de que te haya dicho: Tenéis que nacer de lo alto” (Jn 3, 3-7).
Muy bueno.....gracias x compartir
ResponderEliminarDios te bendiga