Aboga por la «educación espiritual» de los menores frente a lo «políticamente correcto»
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36 asesinatos, 126 violaciones y más 17.000 menores de edad. Este es el balance como juez de menores de Emilio Calatayud, un magistrado mediático conocido por sus sentencias ejemplares a los delincuentes adolescentes pero también por sus charlas sobre la educación de los hijos.
En ellas insiste especialmente en dos puntos, en la necesidad de recuperar la autoridad de los padres y maestros y por sus advertencias sobre los móviles y tablets, una nueva droga dura que está llenando su juzgado de menores que de adictos pasan a maltratadores y delincuentes.
El pasado viernes el juez Calatayud impartió una de estas conferencias en el colegio Highlands El Encinar donde atendió las preguntas de Religión en Libertad. Durante su intervención habló de, entre otras cosas, del conocido decálogo para crear un pequeño delincuente en el que muchos padres caen sin saberlo y sin calcular las consecuencias.
Los principios del catolicismo, importantes en la educación
El segundo punto, justo después de dar al niño todo lo que pida, es el de no darle ninguna educación espiritual. En declaraciones a ReL, el juez de menores de Granada considera clave este aspecto. “Me refiero a la religión, yo soy católico, apostólico y romano, son los valores tradicionales, que comparten las principales religiones, pero que yo me baso en mi religión católica”, explica.
Y para Calatayud es una prioridad que los padres eduquen a sus hijos e “inculquen estos valores como la honestidad, el trabajo, la generosidad, el esfuerzo, el amor, el perdón, los valores que yo he aprendido a través de mi educación religiosa católica y que hay que inculcar a los hijos”.
La dictadura de lo "políticamente correcto"
Sin embargo, el juez Calatayud no se muestra muy optimista en este aspecto pues considera que en la educación de los hijos no se está apostando por esta dimensión espiritual sino más bien por lo “políticamente correcto”, tanto en el lenguaje como en la forma de actuar.
En opinión del juez, “hay que llamar al pan, pan, y al vino, vino; decir lo que pasa aunque la gente no tiene esa libertad. Pero hay que decir las cosas por su nombre. Diciendo las cosas por su nombre con cariño y respeto no se ofende nadie pero hay que ser claro”. De otra manera, añade, “no se pueden luchar contra los males si no se les llama por su nombre”.
La consecuencia es la falta total de autoridad
Una de las consecuencias de seguir la senda de lo políticamente correcto y no la espiritual es la pérdida total de la autoridad lo que lleva a un descontrol que está teniendo consecuencias nefastas. “En este momento está en crisis el principio de autoridad, en todos los aspectos” y tras analizar los motivos históricos que han llevado a esta situación se ha llegado a la situación de tener “miedo de hablar de autoridad por si volvemos a tiempos pasados”.
La falta de autoridad va unida para él a la escasez de valores y se está traduciendo en un aumento considerable de la violencia. De este modo, instó a “recuperar la autoridad de los padres frente a los hijos y de los profesores sobre los alumnos”.
La dificultad añadida de ser padre
En el ámbito familiar, Calatayud afirma que en la actualidad “es mucho más difícil ser padre porque no tenemos la autoridad” y acusa de ello directamente al expresidente Rodríguez Zapatero por eliminar “el derecho de corregir de forma razonada a nuestros hijos”.
Sin embargo, los males empezaron antes y citando la Transición y el “complejo de joven democracia”, el juez de menores afirma que para la educación de los hijos se empezó a decir “que hay que dialogar, argumentar y como no tenemos término medio acabamos convirtiéndonos en amigos de nuestros hijos. Yo ni soy amigo de mis hijos ni soy colega de mis hijos porque si no les dejo huérfanos de padre. Soy su padre para lo bueno y para lo malo”.
Algo similar ocurre en la escuela. El maestro no debe ser amigo del alumno sino que es una autoridad más. Y manda un consejo a los maestros. Si ven algo que está mal y saben que beben o hacen cosas no permitidas para su edad “lo pongan en conocimiento de los padres y que los padres apoyen a los maestros y no se fíen tanto de sus hijos”.
La epidemia de la "droga" de los móviles
Si la falta de autoridad es uno de los males de hoy, para Emilio Calatayud el otro tiene pinta de convertirse en epidemia: la adicción al móvil y al resto de dispositivos móviles.
“Esto es una droga”, insiste una y otra vez el magistrado que habla del doble peligro que tienen. Por un lado, ser generador de delitos y por otra ser víctima a través de ellos.
“Nos está volviendo locos”, asegura y cita el aluvión de casos que le han llegado de agresiones de hijos a padres por su tremenda adicción a estos móviles así como los casos de chantaje sexual, contenidos sexuales de menores, violaciones de la intimidad, coacciones, amenazas producidas a través y debido a los móviles.
La "vergüenza" de regalar móviles a niños de 12 años
“Esto es un instrumento muy peligroso. Es un instrumento para ser víctima de un delito”, afirma, para añadir que “es una vergüenza que el regalo estrella de las Navidades sean los móviles de última generación para criaturas de 11 o 12 años” y recomendó castigar a los menores quitándoles el móvil el fin de semana y ver cómo reaccionan. Ahí se verá si tienen un problema o no.
Y su experiencia es que hay muchos problemas en este ámbito. Aumentan los maltratos de los hijos a los padres y sube el número de niñas como agresoras. “He visto piernas rotas, bocas partidas…”, recuerda Calatayud.
Limitar la edad de acceso a estos dispositivos
Sobre cómo afrontar esta situación, el juez asegura a ReL que “hay que empezar a prohibir el móvil en el colegio, castigar, concienciar y luego limitar las edades de empezar con los móviles”. Y aunque se mostraría favorable a regularlo de alguna manera cree que para “el tema legal ya hemos llegado tarde” por lo que apuesta por hacer cómo con las cajetillas de tabaco y advertir de manera muy visible que esta tecnología “puede ser adictiva y los peligros que puede generar”. Pero sobre todo, aboga por concienciar a los padres para que "limiten la edad de acceso a estos dispositivos”.
Con respecto a las tablets en las escuelas considera que son admisibles siempre que se establezcan filtros y se centre en las materias del colegio y si está controlado adecuadamente por el profesor aunque “sigue siendo peligroso”.
El famoso decálogo
El popular juez de menores de Granada, Emilio Calatayud, conocido por sus sentencias educativas y orientadoras, ha publicado un libro "Reflexiones de un juez de menores" en el que incluye un " Decálogo para formar un delincuente".
1. Comience desde la infancia dando a su hijo todo lo que pida. Así crecerá convencido de que el mundo entero le pertenece.
2. No se preocupe por su educación ética o espiritual. Espere a que alcance la mayoría de edad para que pueda decidir libremente.
3. Cuando diga palabrotas, ríaselas. Esto lo animará a hacer cosas más graciosas.
4. No le regañe ni le diga que está mal algo de lo que hace. Podría crearle complejos de culpabilidad.
5 . Recoja todo lo que él deja tirado: libros, zapatos, ropa, juguetes. Así se acostumbrará a cargar la responsabilidad sobre los demás.
6. Déjele leer todo lo que caiga en sus manos. Cuide de que sus platos, cubiertos y vasos estén esterilizados, pero no de que su mente se llene de basura.
7. Riña a menudo con su cónyuge en presencia del niño, así a él no le dolerá demasiado el día en que la familia, quizá por su propia conducta, quede destrozada para siempre.
8. Dele todo el dinero que quiera gastar. No vaya a sospechar que para disponer del mismo es necesario trabajar.
9. Satisfaga todos sus deseos, apetitos, comodidades y placeres. El sacrificio y la austeridad podrían producirle frustraciones.
10. Póngase de su parte en cualquier conflicto que tenga con sus profesores y vecinos. Piense que todos ellos tienen prejuicios contra su hijo y que de verdad quieren fastidiarlo.
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