Un pastor evangélico llama al taxista misionero para que lo lleve a su destino. Al ver colgado en el espejo un rosario y una imagen de la Virgen María, lo increpa y le dice: "Rompa estas cosas". El taxista, temiendo que no le va a pagar, saca del espejo el rosario y la imagen y guarda todo. El cliente le pide el teléfono para poder pedir otros servicios.
El día siguiente llama y cuando el taxista llega para recogerlo, el pastor lo increpa: "He llamado a su casa y he preguntado a su hijo si ha roto esos objetos y su hijo ha dicho que no. Ya no quiero utilizar su taxi".
El taxista misionero le reclama: "Pero usted me ha llamado y he venido hasta aquí". El pastor sube de malas ganas. En el trayecto le ofrece una buena suma de dinero para que rompa "esas cosas". El taxista misionero rechaza la oferta. Sabe que el otro ya no le va a llamar pero no le importa. A su hijo le inculca: "Nosotros somos católicos y lo seremos siempre".
ES UN TESTIMONIO DE FE...
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