martes, 2 de septiembre de 2014

El taxista misionero de otros taxistas



Estaba parado en la vereda esperando un taxi. De repente paró uno y el taxista me dijo: "Padre, he hecho cambio de aceite del motor del alma". 

"¡Qué bien" le respondí y subí al carro. En el trayecto le pregunté: "¿Cuándo nos hemos visto la última vez?" - "No, me dijo, es la primera vez". - "Pero cómo es que usted habla así?" 

- "Es que tengo un amigo taxista que me dijo: 'Tú tienes que cambiar de aceite del motor del alma, tienes que confesarte. Tienes que cargar combustible para el motor del alma, ir a misa el domingo, escuchar la palabra de Dios y recibir la santa comunión. Eso me ha dicho un padrecito viejo y gordo, con barba, sotana y gorra'. Y cuando lo vi a usted pensé que se trataba de usted". Y tenía razón. 

Se puede ser taxista misionero de otros taxistas.

Vea también las páginas "Taxista Misionero"

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