miércoles, 11 de diciembre de 2019

Cuando sientas que tu trabajo no tiene sentido, recuerda esto

¿Para qué sirve tu trabajo?
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Parece que nuestra vida corre el riesgo de estar fragmentada: un tiempo para la vida familiar, un tiempo para la vida profesional, un tiempo para la vida social, un tiempo para la vida espiritual, etc. Para evitarlo, atiende a tu vida espiritual para que esta se convierta en nexo de unión de todas la facetas de tu vida. El tiempo que pasamos trabajando solo se vivirá bien si ponemos nuestro corazón en esta parte íntima de nosotros mismos donde buscamos una conexión con el que da sentido a nuestra vida y nos anima a sentir una gran satisfacción por el deber cumplido.
Inspírate en la Jesús, María y José
Nadie duda que la Sagrada Familia siempre integró el trabajo en su vida de oración. El Ángel anunció a María que estaba encinta mientras trabajaba.  José, heredero de raza real y humilde trabajador manual, llevará a María a su casa, a petición del Señor, y asegurará con su trabajo el sustento del niño Dios y de su Madre.
Jesús mismo trabajó, a tiempo parcial durante su infancia, y a tiempo completo después, aprendiendo y luego ejerciendo el oficio de carpintero. Y sabemos que Jesús no hacia nada sin rezar a su Padre.

«Ora et labora»

Cuando los monjes toman el lema “Ora y labora”, a su vez expresan esta necesidad de hacer del trabajo una ocasión para rezar, y posiblemente una oración.
San Juan Pablo II dijo que el trabajo debe estar “al servicio del hombre” y no lo contrario. Como Dios es el Fin último de la persona humana, esto significa naturalmente que el trabajo, al servicio del hombre, contribuirá a acercarlo de Dios.
¿El trabajo: un castigo o una santificación?
Al mismo tiempo sabemos, en el Génesis, que el pecado original ha hecho que la misión encomendada al hombre para dominar la Creación sea una actividad que, cierto, le permite subsistir, pero con pena y sudor.¿Debemos deducir que hay dos partes en el trabajo, una noble, en la que el hombre se siente legítimamente como continuador de la obra divina, y otra en la que sufre, como un castigo?
Es en nuestro mundo marcado por este pecado original que Dios vino a vivir y trabajar, manualmente hasta sus 30 años y a evangelizar durante tres años. El primer trabajo fue humilde, sus alegrías y sus cruces discretas. El segundo fue más noble, su cruz y su gloria fueron luminosas.
Nuestro camino desde entonces está trazado. Todo nuestro trabajo es para la gloria de Dios, ya sea creativo, gratificante, apasionante o repetitivo, escolar, doméstico, técnico, artístico o intelectual, ya sea lucrativo o benévolo. Cualquier tarea puede ser ordenada para el amor de Dios y el prójimo.
Yannik Bonnet, Edifa - Aleteia


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