jueves, 27 de diciembre de 2018

¿Cómo afecta el alcohol al cerebro?

Mientras todos los sistemas del cuerpo sienten los efectos del alcohol, el sistema nervioso central es particularmente sensible. Eso es porque el alcohol puede pasar a través de la barrera hematoencefálica, llegando directamente a las neuronas. Por esto mismo el alcohol tiene efectos inmediatos sobre el sistema nervioso y el cerebro.

ALCOHOL
Una bebida alcohólica afecta a las personas de manera diferente dependiendo de su sexo, tamaño, tipo de bebida, tiempo de consumo y otros factores, por lo que los síntomas van a depender del nivel de alcohol en la sangre.
  • Entre 0,1 y 0.5 gramos de alcohol por litro de sangre
La velocidad de nuestras reacciones es más lenta. Esto tiene consecuencias importantes cuando se conduce un vehículo.
  • Entre 0,5 y 1 gramo de alcohol por litro de sangre
Euforia, verborrea, desinhibición, reacciones aún más lentas y una discreta falta de coordinación.
  • Más de 1 gramo de alcohol por litro de sangre
Aparecen otros síntomas como dificultad en el habla, mayor descoordinación, y de la sensación de euforia inicial se pasa a un estado de letargia o depresión.
El alcohol es una droga depresiva. No es euforizante como muchas personas piensan, solo en pequeñas cantidades tiene un efecto euforizante.
  • Por encima de los 3 gramo de alcohol por litro de sangre
Puede aparecer un coma etílico, incluso el alcohol puede provocar la muerte.
Conforme aumentan la concentración de alcohol en sangre, lo que principalmente se afecta es el cerebro. En la autopsia de personas que han fallecido después de un coma etílico se puede observar la presencia de edema cerebral (el cerebro se dilata) y de pequeñas hemorragias distribuidas por todo el cerebro.
Daños específicos al cerebro 
Los alcohólicos, las personas que han estado bebiendo grandes cantidades de alcohol durante largos períodos de tiempo, corren el riesgo de desarrollar cambios serios y persistentes en el cerebro. El daño puede resultar de los efectos directos del alcohol en el cerebro o pueden resultar indirectamente, de un mal estado de salud general o de una enfermedad grave del hígado. 
Las personas que sufren de alcoholismo tienden a desarrollar desórdenes cerebrales serios tal como el síndrome Wernicke-Korsakoff (WKS). WKS es una enfermedad que consiste de dos síndromes separados, un desorden de corta duración y de condición grave llamado encefalopatía de Wernicke y un desorden de larga duración y debilitante llamado psicosis de Korsakoff. 
Los síntomas de la encefalopatía de Wernicke incluyen confusión mental, parálisis de los nervios que dan movimiento a los ojos (i.e., disturbios de oculmotor) y dificultad con la coordinación de los músculos. Por ejemplo, los pacientes con encefalopatía de Wernicke pueden estar demasiado confusos para encontrar el camino para salir de una habitación o ni siquiera podrían caminar. Muchos pacientes que sufren de encefalopatía de Wernicke, sin embargo, no manifiestan todas las tres señales y síntomas, y los clínicos que trabajan con las personas que sufren de alcoholismo se deben dar cuenta que este trastorno podría estar presente aun en el caso que el paciente muestre solamente uno o dos de ellos. 
Aproximadamente del 80 al 90 por ciento de personas que sufren de alcoholismo con encefalopatía de Wernicke desarrollan también la psicosis de Korsakoff, un síndrome crónico y debilitante caracterizado por problemas persistentes de aprendizaje y de memoria.
Los pacientes con la psicosis de Korsakoff son olvidadizos y se frustran rápidamente y tienen además dificultad para caminar y dificultad de coordinación. A pesar que estos pacientes tienen problemas para recordar vieja información (i.e., amnesia retrógrada), lo más sorprendente es su dificultad para “asimilar y recaptar” la nueva información (i.e., amnesia anteretrógrada). Por ejemplo, estos pacientes pueden discutir en detalle algún suceso en sus vidas, pero una hora más tarde no recuerdan ni siquiera la conversación. 
La sana información es uno de los remedios más eficaces para tomar conciencia sobre las implicaciones de salud que el alcohol tiene en la propia vida y tomar decisiones para mejorar siempre el estilo de vida. 
  Javier Fiz Pérez, Aleteia



























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