sábado, 10 de diciembre de 2016

¿Cómo curarse de la infidelidad emocional de tu pareja?

Hay más de una manera de engañar en el matrimonio, pero sólo una manera de sanar: la comunicación 
¡Taxistas: cuiden su mirada! (Mt 5, 28)
Eso vale para todos

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CHRISTINE STODDARD, aleteia
El vínculo con tu esposo es mucho más amplio que lo meramente físico. Es también emocional y espiritual. Se supone que tú y tu cónyuge estáis para amaros y apoyaros mutuamente en la mayoría de los aspectos de la vida. Sois el confidente del otro, además de compañeros. Pero ¿qué sucede cuando un cónyuge deja de estar totalmente presente emocionalmente? ¿Y si uno de los dos pide más disponibilidad emocional y más conversación sobre sentimientos de lo que el otro se siente preparado para ofrecer?

Muchísimos de nosotros nos perdemos en la noción de que el matrimonio significa permanecer físicamente fiel al otro. Pero las aguas emocionales del matrimonio son profundas y a menudo más complejas de lo que la mayoría podría haber imaginado de recién casados.

Thomas Gagliano, un experto en relaciones, explica que el concepto de “engaño” tiene múltiples interpretaciones que van mucho más allá de lo físico.

En el engaño emocional, lo que importa de verdad es el elemento de la confianza, no la semántica. Una vez se siente que el cónyuge ha quebrado tu confianza, el matrimonio entra en modo de crisis.
“El engaño lo define cada individuo”, afirma. Puede incluir cualquier cosa desde frecuentar strip clubs a cometer adulterio, o confiar en alguien más personalmente de lo que se hace con el cónyuge. Debido a lo variable de la definición, es probable que tú y tu cónyuge tengáis un entendimiento diferente de lo que significa engañar, que es precisamente lo que hace tan difícil navegar estas aguas grises.

Pero en lo que se refiere al engaño emocional, Gagliano opina que lo que importa de verdad es el elemento de la confianza, no la semántica.
“Las relaciones se forman en base al entendimiento, la comunicación y, sobre todo, la confianza”, continúa el experto. “Cuando se rompe la confianza y una pareja desea trabajar para superar la infidelidad, es crucial que ambas partes se comprometan en el camino de la recuperación”.

Uno de los problemas más difíciles en un matrimonio puede surgir de un cónyuge que invierte tiempo y energías emocionales en una persona fuera del matrimonio.Cualquier contexto puede conducir a esto, pero a menudo empieza en el entorno del trabajo o con una amistad íntima.

Cuando tú o tu esposo fomentáis un “marido laboral” o una “esposa laboral”, de quien escucháis todas sus preocupaciones, puede que al principio sea inofensivo (después de todo, el trabajo es duro y necesitamos ayuda para sobrevivir en ese mundo), pero puede tener consecuencias imprevistas para tu vida en el hogar.

Incluso aunque no se haya producido acción física, la profundidad de la conversación puede estar difuminando los límites y creando sospechas. Al final, tanto tú como tu cónyuge podéis terminar con un sentimiento de traición, aunque la sanación puede ser especialmente dura para la persona que no inició la infidelidad emocional. ¿Cómo se supone que vas a seguir adelante después de que tu cónyuge admitiera estar más comprometido emocionalmente en una relación con otra persona?

Pero el primer paso para la recuperación es admitir que ya había algo que no funcionaba en una primera instancia, explica Gagliano: “La persona que comete la falta debe asumir su responsabilidad al quebrantar la confianza de su pareja”. De lo contrario, será difícil aliviar el dolor y el engaño entre los dos.

Sugiere poner por escrito todo lo sucedido —resistiendo la tentación de disimular detalles necesarios— y también escribir un plan de acción para cómo planeáis los dos resolver este comportamiento. El plan abarca muchas cosas, desde la orientación matrimonial a la terapia en grupo.

Si todavía sois novios o estáis prometidos cuando se descubre la infidelidad emocional, puede ser un buen motivo para darle al pause y replantearse la relación. Pero para las parejas casadas, el problema está en cómo reiniciar y luego seguir avanzando juntos, que puede ser mucho más arduo.

Para un cónyuge, Gagliano indica que es crítico “compartir los sentimientos y las dudas de forma abierta”, siempre y cuando su intención sea la de avanzar hacia la sanación como pareja. Hay que evitar ser camorrista y recurrir a información no relacionada, incluso si ello supone tratar la conversación como una reunión de trabajo: hay que ir preparados con los pensamientos ordenados y hablando cada uno en su turno.

La persona que ha sido engañada también debería concebir un plan de seguridad para guardarse de futuras infidelidades emocionales. Tal vez esa persona podría pedir a su cónyuge que limite el tiempo que dedica al ordenador o que evite las largas salidas nocturnas, por ejemplo.

A partir de aquí, Gagliano recomienda ser tan abierto como se pueda con el otro: “Practicar una comunicación sincera”, insiste. “Trabajar siempre por arreglar la relación”.

Hablar cara a cara sobre una traición emocional será muy difícil para ambos (sí, también para la persona que cometió el error), pero eso no quiere decir que no merezca la pena hacerlo. Para sanar, es necesaria la colaboración de las dos partes, como en la mayoría de las cosas en un matrimonio.

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 Mateo 5:27-28: Habéis oído que se dijo: No cometerás adulterio.  Pues yo os digo: Todo el que mira a una mujer  (a un hombre) deseándola(lo), ya cometió adulterio con ella(él) en su corazón. 










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