jueves, 7 de abril de 2016

7 maneras de prestar primeros auxilios emocionales

Una sensación de fracaso o rechazo, puede doler tanto o incluso más que el dolor físico:
¿cómo actúas?

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Si alguien se hace un corte, se cura la herida. Si tiene un dolor fuerte, se toma un analgésico. Nadie cuestiona eso.

Cuidar de nuestros malestares físicos es normal, pero todo el mundo sabe que sentir dolores emocionales, como por ejemplo una sensación de fracaso o rechazo, puede doler tanto o incluso más que el dolor físico.
Y ya que duele, tenemos que intentar detener el dolor. Aquí van 7 maneras de cuidar el alma en la hora del dolor:

1. Reconoce el dolor emocional y trabaja para aliviarlo antes de que se vuelva dominante y demasiado opresivo. El cuerpo humano sigue amplificando el dolor físico para que uno sienta que algo no va bien y le ponga remedio. Lo mismo sucede con los dolores emocionales. Si adviertes que tienes un dolor emocional que no está mejorando, eso significa que estás realmente “herido” y necesitas cuidarte. La soledad, por ejemplo, es un sentimiento que puede ser devastador para la salud mental y física de las personas. Si tu o alguien a quien quieres se está sintiendo socialmente aislado, ¡es necesario actuar!

2. Cuando los pensamientos negativos empiecen a dominar tus pensamientos, intercéptalos con distracciones positivas.Seguir dando replay en el cerebro a algo malo que ha sucedido, sólo para torturarte, sin estar buscando una solución o incluso una profundización, no lleva a ningún sitio y sólo causa más dolor. Bloquea los pensamientos negativos. Una buena manera de dejar de dar vueltas a lo negativo en nuestras mentes es distraerse con algo que exija concentración. Vale todo lo que te haga enfocarte en otra cosa: sudoku, palabras cruzadas, recordar el nombre de los compañeros de la infancia, abrir un libro. Estudios científicos sugieren que incluso dos minutos de distracción pueden reducir los pensamientos negativos obsesivos.

3. Vigila y protege tu autoestima. En el momento en que sientas que te hundes, busca un momento para tener compasión de ti mismo. La autoestima es un tipo de sistema inmunológico que nos protege de muchos dolores emocionales y que fortalece la resiliencia. Es importante vigilar la propia autoestima y evitar hacer el agujero más grande todavía, sobre todo cuando uno ya está con el “ala rota”, cuando el corazón ya duele. Un buen ejercicio mental para esos momentos de super autocrítica es pensar en un amigo muy querido e imagínalo pasando exactamente por lo mismo que tu estás pasando ahora. Escribe una carta a tu amigo expresándole compasión y apoyo, ¡verás que muchos de los mensajes contenidos en la carta te sirven a ti!

4. Redirecciona tus reacciones post-derrota. Es muy habitual después de sufrir un fracaso enfocarse en lo que no funcionó, en lo que no podemos hacer en vez de en lo que sí podemos hacer. Forma parte de la naturaleza de las heridas emocionales, un dolor llama a otro, y si no rompes el círculo vicioso, no conseguirás reponerte para actuar de la mejor forma posible. Seguir dando cuerda para sentirte inútil y desmoralizado, sólo provocará más fracaso aún. Prueba a enumerar los factores que puedes controlar en tu próximo intento. Piensa en planear y preparar, por ejemplo, en cómo puedes mejorar las cosas para tener éxito en lo que deseas. Este tipo de ejercicio mental reducirá la sensación de impotencia y mejorará tus oportunidades en el futuro.

5. Encuentra significado en tus pérdidas. Pérdidas, derrotas, fracaso – todo esto forma parte de la vida, y también duele. Lo que no debe suceder es dejar de curar las heridas abiertas. Si crees que el dolor está tardando mucho en desaparecer, intenta buscar un sentido en la pérdida y subrayar las cosas buenas de lo que ha pasado. Claro que no siempre es fácil, pero considera que tu experiencia te puede ayudar a ti e incluso a otras personas a adquirir una nueva perspectiva de la vida. Piensa en los cambios que puedes hacer para alinear tu vida con tus valores y objetivos.

6. No sigas culpándote obsesivamente. La culpa puede ser una cosa buena, nos alerta de que necesitamos cambiar algo en una relación. Pero la culpa excesiva puede ser tóxica: nos hace gastar mucha energía emocional e intelectual, nos distrae de nuestras tareas y nos impide disfrutar de la vida. ¿Te equivocaste con alguien? Pide perdón, pero atención: hay formas y formas de pedir perdón. El ingrediente fundamental de una petición de perdón efectiva es la empatía. En otras palabras, al pedir perdón debes enfocarte menos en explicar porque hiciste lo que hiciste, y más en cómo tus actos impactaron a la otra persona. Es mucho más fácil perdonar a alguien cuando tenemos la sensación de que el otro realmente entiende cómo nos sentimos. ¿Quieres librarte de la culpa?: pide perdón, y si es necesario, hazlo más de una vez, si sientes que fuiste perdonado de corazón será más fácil acabar con ese sentimiento malo en tu interior.

7. Descubre lo que te funciona cuando estás emocionalmente herido. Préstate atención a ti mismo y comprende cómo haces para lidiar con tus heridas emocionales. ¿Te cierras en ti mismo? ¿Tienes un ataque de furia, pero te recuperas rápido? ¿Reniegas de tus sentimientos? No dejes de observarte en estos momentos y comprende lo que funciona contigo. Es básicamente lo mismo que saber que de entre una serie de analgésicos disponibles en la farmacia, existe uno que funciona mejor contigo cuando tienes dolor de cabeza. El mismo razonamiento sirve a la hora de fortalecer tu resiliencia emocional. Intenta varias maneras y descubre la que te va mejor. Pero sobre todo, adquiere la costumbre de observar tu estado emocional regularmente – principalmente después de pasar por situaciones estresantes, dolorosas o difíciles.

Sí, hacer toda esa higiene emocional lleva tempo y da trabajo, pero mejorará de verdad tu calidad de vida.

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