viernes, 25 de julio de 2014

¿Hay más hermanos taxistas que viven así?



Ayer me encontré con un hermano taxista muy piadoso. Su vehículo ostentaba varias imágenes de la Virgen María Madre de Dios*. Me comentaba que todos los días al comienzo de su trabajo y al final del día rezaba, dando gracias a Dios y a la Virgen María y pidiendo su protección.

Durante la conversación resultó que estaba casado 30 años  sólo por civil.

¡Imaginarse 30 años sin Confesión y sin recibir la Santa Comunión! ¡30 años en pecado! Y los hay que se confiesan pero no dicen que no están casados por Iglesia y reciben la comunión. Cuando dos bautizados conviven sin administrarse el sacramento del matrimonio, es como si dijeran a Dios: "No te queremos en nuestra Familia".

De acuerdo, no piensan ni hablan así. Pero los hechos lo expresan. Menos mal que muchos actúan así por ignorancia y no por mala voluntad.

Juntos contemplamos las palabras de Jesús:

 "Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo.»
 Discutían entre sí los judíos y decían: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?»
 Jesús les dijo: «En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.
 El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día.
Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida.
 El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él".
(Evangelio de San Juan 6, 51-56)


Quiere decir que el que no recibe la Santa Comunión no tiene vida eterna porque no permanece en Jesús ni  Jesús en él.

El hermano taxistas comprendió que le urgía  lograr un matrimonio santo.

Recemos por él para que pronto pueda confesarse y comulgar.



miércoles, 2 de julio de 2014

Todos somos misioneros




Existen caminos que poca gente tiene la valentía de transitar. Existen personas a quienes pocos 
tienen el coraje de visitar. Existen lugares en los que pocos tienen la osadía de entrar. 
A esos lugares llegan los misioneros.

Pero existe una lugar más profundo donde los misioneros del mundo entero dedican su vida para salvarlo: 
El Corazón del Hombre. Esta es también tu misión: la Oración. Todos somos misioneros.

Cumple tu misión y ayuda a que ellos también la cumplan